Sudo demasiado, ¿qué me está pasando?

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Sudar cuando hace calor o practicamos ejercicio es normal, ya que es el método que tiene el organismo para regular la temperatura corporal. Pero, ¿y si sudamos demasiado sin ningún motivo?


Cuando esto ocurre padecemos hiperhidrosis. Una enfermedad crónica, pero no grave, que afecta a la calidad de vida de quienes la padecen, que en España son entre el 1,5 y 2,8% de la población1.

La hiperhidrosis (exceso de sudoración) se produce cuando el mecanismo que produce la sudoración está alterado. Los nervios encargados de mandar las señales a las glándulas sudoríparas para que empiecen a producir sudor están hiperestimulados, lo que hace que haya una sudoración anormal en cualquier momento del día sin una causa que lo desencadene (calor, ejercicio, nerviosismo, miedo, comida picante).

Tipos de hiperhidrosis2,3

  • Hiperhidrosis primaria: no tiene una causa médica que la origine, aunque puede tener un componente genético, ya que es habitual que la padezcan varios miembros de una misma familia. Se presenta generalmente en las palmas de las manos, de los pies, en las axilas, y, en menor medida, en el rostro. Suele comenzar en la adolescencia, aunque también puede aparecer en la edad adulta.
  • Hiperhidrosis secundaria: es un síntoma de una enfermedad o condición previa y suele afectar a todo el cuerpo. Algunas de las patologías que pueden provocar este tipo de sudoración excesiva son: diabetes, hipoglucemia (niveles bajos de azúcar en sangre), menopausia (sofocos), embarazo, problemas de tiroides (hipertiroidismo), algunos tipos de tumores (linfoma, leucemia), ataque cardíaco, infecciones (tuberculosis, endocarditis), trastornos del sistema nervioso, fármacos (antidepresivos, aspirina, AINE´s), retirada de opiáceos, etc.

Hay que tener en cuenta que las zonas afectadas por el exceso de sudoración pueden verse inflamadas y enrojecidas y, en ocasiones, pueden desprender mal olor (bromhidrosis), consecuencia directa de la degradación del sudor provocada por las bacterias y hongos que, de manera natural, viven en la piel. Además4, la piel afectada es más propensa a padecer de infecciones, como el desarrollo de eccemas o pie de atleta (tiña pedis), entre otras.

Problemas en la calidad de vida de los pacientes con hiperhidrosis5

Otro de los grandes problemas que padecen los pacientes con hiperhidrosis y, que, en ocasiones, no merece la atención que debería (los propios pacientes se avergüenzan y no los ponen en conocimiento de los médicos), son los problemas psicológicos y la merma de la calidad de vida.

Hasta un 90% de los pacientes ve afectada su salud emocional y la mitad de ellos reconoce tener problemas de inseguridad. Incluso, hasta un tercio de ellos afirma que no es capaz de tolerar la enfermedad.

La hiperhidrosis afecta a las relaciones personales, laborales y, en general, a la calidad de vida. Las personas con hiperhidrosis palmar se ven afectadas por hechos tan simples como saludar, tocar a una persona o una cosa, ya que los mojan, lo que supone un grave problema para ellos, al no ser una enfermedad muy conocida, y siendo percibido en muchos casos como falta de higiene. Lo mismo ocurre con la hiperhidrosis axilar, que deja grandes cercos de sudor en la ropa. Ambos problemas se ven agravados si además existe bromhidrosis. Todo ello dificulta, incluso, encontrar empleo o pareja. El resultado es que muchos de ellos desarrollan problemas de ansiedad o depresión.

Tratamiento y prevención de los síntomas4,3

La hiperhidrosis es una enfermedad crónica, pero existen diferentes tratamientos que permiten la disminución de la sudoración, aunque sea de manera temporal. Entre ellos están los anticolinérgicos orales, la iontoforesis (corrientes eléctricas de alto voltaje que pasa a través de la superficie cutánea afectada reduciendo la actividad de las glándulas sudoríparas), las infiltraciones de toxina botulínica (es uno de los tratamientos más novedosos y más utilizados al no ser muy invasivo) y la simpatectomía torácica (extirpación o electrocoagulación de los ganglios simpáticos). Dependiendo de la sudoración y del estado emocional del paciente, el especialista recomendará cual es la terapia más adecuada.

Por otra parte, existen una serie de medidas que puedan ayudar a reducir la sudoración sin necesidad de tratamiento o complemento del mismo.

  • Uso de antitranspirantes con alto contenido en sales de aluminio (bajo prescripción médica): deben aplicarse por la noche, sobre la piel bien seca después de una ducha con agua, preferentemente, fría. Primero se utilizarán a diario para, según vayan mostrando su efectividad, aplicarlos dos veces por semana. Es especialmente útil en las palmas de manos y pies, axilas e ingles.
  • Toallitas de tela humedecida con glicopirronio (bajo prescripción médica): empleadas para la sudoración excesiva bajo los brazos. Se utiliza una toallita para limpiar cada axila, una vez diariamente.
  • Polvos de talco: de especial utilidad en pies, zona submamaria y otros pliegues cutáneos (ingles, brazos, piernas).
  • Lavado frecuente con jabones que no provoquen irritación, con fórmulas suaves que respeten el pH de la piel.
  • No utilizar el mismo calzado dos días seguidos: es la forma de que las plantillas y el material del zapato se seque completamente antes de volver a usarse. Es preferible optar por calzado hecho de cuero.
  • Cambiar los calcetines con frecuencia: siempre se pondrán cuando los pies estén bien secos y, preferentemente, tras utilizar polvos de talco.
  • Ventilar los pies: quedarse descalzo y sin calcetines o bien quitarse solo los zapatos de vez en cuando (por ejemplo, durante la jornada laboral) ayuda a que el sudor no se acumule en los zapatos.
  • Optar por tejidos naturales: algodón, lana, seda, ya que tienen más capacidad de absorción del sudor.
  • Aprender técnicas de relajación: minimizarán el estrés y la producción de sudor.

 

La hiperhidrosis es una enfermedad de la piel infradiagnosticada debido a que no es muy conocida y a que los pacientes se avergüenzan de sufrirla y no la comparten, incluso, con su especialista. Por estos motivos, es de gran ayuda acudir al médico cuando empiecen los primeros síntomas (se note que se suda más de lo habitual sin ningún motivo justificado). Un diagnóstico precoz conseguirá controlar la enfermedad desde el principio y minimizará los síntomas físicos y los psicológicos.

 

 

Referencias:

1 Miguel Aizpún Ponzán. Mi enfermedad. Sudor Excesivo. Fundación Piel Sana. Academia Española de Dermatología y Venereología. Julio, 2019. 

2 Hiperhidrosis. Clínica Mayo. Agosto, 2020. 

3 Shinjita Das (Harvard Medical School). Sudoración excesiva (Hiperhidrosis). Manual MDS. Junio 2020. 

4 Patologías. Hiperhidrosis. Fundación Piel Sana. Academia Española de Dermatología y Venereología. Febrero, 2016. 

5 Ainoa Candelaria Herrera. Consecuencias psicológicas y de interacción social de la hiperhidrosis en personas adultas de los centros de salud de Santa Cruz de Tenerife. Universidad de La Laguna. Mayo, 2017.