Soy hombre, mayor de 50 años y voy mucho al baño, ¿qué me pasa?

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Voy al baño a orinar con mayor frecuencia que hace unos años, especialmente por la noche, y, además, si me entran las ganas tengo que ir urgentemente al baño. ¿Debo preocuparme?


En principio no, ya que seguramente estaré empezando a tener síntomas de lo que se conoce como hiperplasia benigna de próstata, una enfermedad que afecta a una gran parte de los hombres a partir de los 50 años.

La hiperplasia benigna de próstata es una enfermedad muy frecuente entre los hombres mayores de 50 años. Según SEMERGEN (Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria) y SEFAC (Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria), hasta el 70% de los hombres a partir de la cincuentena acuden a las consultas de atención primaria con síntomas de problemas en el tracto urinario inferior provocados por esta enfermedad1. De hecho, se estima que hasta el 90% de los hombres mayores de 80 años tienen algún tipo de hiperplasia (agrandamiento) de próstata, ya que esta patología está íntimamente relacionada con la edad2.

¿Qué función tiene y dónde está ubicada?

Todos hemos oído hablar alguna vez de la próstata, pero ¿realmente sabemos qué función tiene, dónde está ubicada y por qué provoca estos síntomas? Por supuesto, es un órgano que se encuentra exclusivamente en los hombres, y tiene como función producir parte del líquido seminal.

Está ubicada debajo de la vejiga y por el centro de esta pasa la uretra (el conducto que trasporta la orina hacia el pene y el exterior). Si se produce un agrandamiento de la próstata, cuyo tamaño en condiciones normales es el de una nuez, la uretra puede quedar comprimida, momento en el que comienzan a producirse los síntomas de la enfermedad3.

Síntomas de la hiperplasia benigna de próstata

Los síntomas varían dependiendo de cada paciente y del tamaño de la próstata en el momento del diagnóstico. En muchos casos, los síntomas están avanzados, ya que, a pesar de ser una enfermedad muy frecuente, el pudor o la vergüenza hacen que muchos hombres no acudan al médico ante los primeros síntomas y se retrase la consulta a cuando se ve que la calidad de vida está afectada. Los principales síntomas que deben hacer sospechar, de que se podría estar desarrollando una hiperplasia benigna de próstata, son:

  • Necesidad de orinar con mayor frecuencia
  • Aumento de las micciones nocturnas
  • Urgencia a la hora de orinar
  • Dificultad a la hora de comenzar a orinar
  • Flujo de orina débil, que, en ocasiones, hace que se detenga la micción y que haya que hacer fuerza para seguir orinando
  • Goteo después de orinar
  • Sensación de vaciado incompleto de la vejiga

Otros síntomas menos frecuentes de la enfermedad, pero que hay que tener en cuenta son:

  • Infecciones de orina más frecuentes
  • Aparición de sangre en la orina
  • Imposibilidad para orinar

Como ocurre en otras enfermedades, existen factores que incrementan el riesgo de desarrollarla: edad, herencia genética, ser diabético, tener alguna patología cardiaca y estar en tratamiento con betabloqueantes (ayudan a un adecuado funcionamiento del corazón), así como tener sobrepeso y obesidad.

Cómo se establece el diagnóstico

La historia clínica es la base del diagnóstico clínico, es decir, especificar qué enfermedades se padecen, qué medicación se está tomando, si ha existido una operación previa y el motivo y, también, y muy importante, el tipo de vida que se realiza. Por supuesto, contar al detalle los síntomas, cómo son y desde cuándo se padecen.

Por otra parte, el especialista realizará una exploración física que puede incluir una palpación de abdomen, un examen de los genitales externos y un tacto rectal, que permite valorar el tamaño, consistencia y la superficie prostática.

Con este escenario, el especialista obtiene un “boceto” de la salud del tracto urinario inferior que puede ser completado con otras pruebas4:

  • Análisis de orina: sirve para detectar la presencia de sangre, así como para descartar una posible infección.
  • Analítica de sangre: tiene como finalidad valorar la función renal y medir el antígeno prostático específico (conocido como PSA), que ayuda a valorar el tamaño de la próstata, la evolución de la enfermedad y la respuesta a ciertos fármacos.
  • Ecografía renovesical: proporciona resultados sobre el tamaño de la próstata y la salud de la vejiga (presencia de piedras, residuos de orina, etc.) y riñones (permite descartar dilataciones en la vía urinaria si existen residuos tras la micción).
  • Flujometría: permite medir el caudal urinario y conocer el grado de obstrucción del flujo de la orina.

Dependiendo de los resultados, el urólogo puede prescribir la realización de otras pruebas3, como son la ecografía transrectal, biopsia prostática, estudios urodinámicos o bien una citoscopia.

Esta batería de pruebas será lo que proporcione un diagnóstico y una pauta de tratamiento, que puede ser farmacológico o quirúrgico.

Cambios en los hábitos de vida

En los casos más leves y detectados precozmente, cambiar algunos hábitos de vida puede ayudar a reducir los síntomas del paciente sin necesidad de ningún otro tratamiento4.

  • Reducir la ingesta de líquidos a última hora del día y antes de acostarse con el fin de evitar las micciones nocturnas
  • Practicar la doble micción para un vaciamiento completo de la vejiga. Después de la primera micción permanecer en el baño de pie unos minutos y realizar otra micción
  • No tomar ni cafeína ni alcohol. Además, evitar las comidas picantes y ricas en grasas
  • Evitar el estreñimiento y la exposición al frío
  • Informar de la medicación que se toma normalmente, ya que hay fármacos que propician la frecuencia de orinar
  • Intentar aumentar el tiempo entre las micciones y controlar los deseos de ir al baño mediante técnicas de relajación y distracción de la mente para aumentar el tamaño de la vejiga

Al ser una patología de carácter benigno, pero que afecta a la calidad de vida, es recomendable que se acuda a un especialista ante los primeros síntomas para, así, minimizar las posibilidades de que se tenga que recurrir a un tratamiento farmacológico o a una cirugía. Además, es importante que a partir de los 50 años se vaya de manera periódica al urólogo para detectar precozmente cualquier enfermedad urogenital, entre ellas, el cáncer de próstata, que es el tipo de tumor más frecuente en los hombres.

 

 

Referencias:

1 SEFAC y SEMERGEN publican un documento de manejo compartido de la hiperplasia benigna de próstata. Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria. Julio, 2020. 

2 Agrandamiento de la próstata. Biblioteca Nacional de Salud de EEUU. MedlinePlus. Julio, 2019. 

3 Hiperplasia prostática benigna. Clínica Mayo. Marzo, 2019. 

4 María Montlleó González. aeuExp Experiencia del Paciente en Salud Urológica. Sociedad Española de Urología. Página consultada el 23 de marzo de 2021.