Cuidado con los golpes de calor
Nuestro cuerpo está programado para regular su temperatura mediante la sudoración. Pero si alcanza más de 40 ºC y no puede bajarla de manera natural podemos estar ante un golpe de calor.
El golpe de calor es la forma más grave de enfermedad inducida por el calor. Puede lesionar de forma temporal o crónica órganos vitales como corazón, pulmones, hígado, riñones y cerebro, pudiendo incluso provocar la muerte si no se actúa con celeridad.
Las principales causas del golpe de calor son la exposición excesiva y duradera al calor ambiental y la práctica de ejercicio físico intenso durante las horas donde el calor es más intenso.
Son especialmente vulnerables ancianos y bebés (los primeros tienen el sistema termorregulador deteriorado, mientras que los segundos no lo tienen totalmente desarrollado); personas obesas; pacientes con enfermedades crónicas, especialmente aquellos con patologías de los aparatos circulatorio o respiratorio; y quienes están en tratamiento con vasoconstrictores, diuréticos, antidepresivos y antipsicóticos.
Los deportistas que realizan ejercicios intensos y extenuantes en las horas centrales del día, cuando el calor es más acuciante, son también población de riesgo. En este caso, el golpe de calor se puede producir de manera súbita y, en ocasiones, con resultado fatal (principal causa de fallecimiento en deportistas)1,2,3.
Otros factores de riesgo que pueden contribuir a que aparezca un golpe de calor son:
- Usar demasiada ropa en ambientes muy calurosos y húmedos. Evita que el calor se evapore fácilmente y se enfríe el cuerpo. Aquí podríamos englobar, entre otros, a bomberos y profesionales del sector de la fundición. Ambos utilizan trajes que les cubren el cuerpo entero cuando actúan en ambientes muy calurosos.
- Beber alcohol. Hace que el organismo no pueda realizar correctamente su función de termorregulación.
- Deshidratarse. No beber suficiente agua impide que el cuerpo sude lo necesario para bajar la temperatura.
Síntomas del golpe de calor
La detección precoz del golpe de calor es fundamental, ya que determinará la evolución del paciente, por eso es muy importante conocer cuáles son sus principales síntomas:
- Temperatura corporal muy alta, que puede sobrepasar los 40 ºC.
- Alteración mental o del comportamiento: confusión, agitación, dificultad para hablar, irritabilidad e, incluso, llegar a caer en estado de coma.
- Piel caliente, enrojecida y, en ocasiones, seca, dado que en muchos casos no existe sudoración.
- Sed intensa.
- Náuseas y vómitos.
- Respiración rápida y agitada.
- Frecuencia cardiaca acelerada. El corazón trabaja más rápidamente para intentar bajar la temperatura corporal.
- Intenso dolor de cabeza a veces en forma de palpitaciones.
Ante la aparición de estos síntomas, es recomendable llamar inmediatamente a los servicios de urgencias. Mientras tanto, se debe intentar bajar la temperatura corporal de la persona afectada. Lo primero es llevarla a un lugar alejado del sol, fresco y ventilado; quitarle o aflojarle la ropa; darle de beber, si está consciente; si es posible, meterle en una bañera con agua fría; si no es posible, aplicar paños o compresas mojadas (con agua tibia para que la persona no tirite y el cuerpo produzca más calor) en cuello, ingles, axilas y cabeza; cubrirle totalmente con un paño o toalla mojada; ponerle delante de un ventilador o aire acondicionado; etc. Todo lo que pueda hacer que la temperatura corporal baje lo máximo y a la mayor rapidez posible1.
¿Se puede prevenir un golpe de calor?
Existen algunas pautas sencillas que pueden prevenir que suframos un golpe de calor:
- Evitar las exposiciones prolongadas al sol.
- Utilizar siempre fotoprotector solar. Cuanto más alto mejor, ya que evitará que suframos quemaduras solares, que impiden una correcta termorregulación del cuerpo (las zonas quemadas desprenden calor).
- No realizar actividad física, tanto deportiva como que implique estar al sol (por ejemplo, labores de jardinería), en las horas centrales del día, es decir, entre las 12:00 y las 16:00 horas en estaciones calurosas.
- Hidratarse adecuadamente. El consumo de agua o líquidos debe ser mayor que en otras épocas del año (más de 2 litros al día), ya que el sudor hace que se pierda agua y sea más fácil la deshidratación. Tener especial cuidado con las personas mayores, ya que pierden la necesidad de beber, aunque haga mucho calor o se estén deshidratando, y de los niños pequeños, que son incapaces de comunicarse para pedir agua.
- Utilizar ropa holgada y fresca, de tejidos naturales como el algodón o el lino, y usar gorros o sombreros para evitar que el sol dé directamente sobre la cabeza.
- Si hay que salir a la calle en las horas de más calor, ir por los sitios con sombra, menos soleados y más frescos.
- No dejar a nadie en el interior de un automóvil (niños, ancianos o mascotas) incluso aunque sea por un pequeño espacio de tiempo. En escasos 10 minutos, la temperatura de un coche estacionado al sol puede llegar a elevarse hasta 20 ºC3,4.
Si aplicamos estas sencillas medidas podemos evitar un golpe de calor. Sin embargo, ante la duda de que se pueda estar produciendo, hay que llamar al servicio de urgencias e iniciar todas las acciones posibles para bajar la temperatura corporal de la persona afectada.
Referencias:
1 Dr. David Tanen. Golpe de calor. Manual MDS. Versión para el público en general. Julio, 2019.
2 Golpe de calor: qué es, cómo actuar y tratamiento. Muy Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia. Página consultada el 21 de junio de 2021.
3 Golpe de calor. Clínica Mayo. Agosto 2020.
4 Eduardo González. Lo más importante es bajar la temperatura corporal. Golpe de calor. Cinfasalud. Agosto, 2020.