Cómo mejorar la seguridad de tu hogar

Puede parecer obvio, pero no te olvides de hacerlo cuando la casa se encuentra vacía a diario o en ausencias prolongadas. Por los huecos y ventanas puede entrar lluvia, nieve, pedrisco, que puede ocasionar daños por agua, o generarse corriente de aire que haga que se den portazos, rompiendo cristales, o se caiga algún elemento.

Además, puede existir riesgo de robo, sobre todo en viviendas a baja altura. En este tipo de ventanas, de fácil acceso, es conveniente la instalación de rejas o barrotes que añadan protección.

En caso de ausencia, es conveniente dejar recogidos los toldos y asegurado el mobiliario de terraza o jardín, ya que no sabemos si en un momento dado puede desencadenarse una tormenta o rachas de viento que ocasionen daños a tu hogar o a otras personas.

Revisa la instalación eléctrica de forma periódica y comprueba que los enchufes se encuentran en buen estado, que no se mueven o tienen cables pelados o en mal estado que pudieran causar un corto o, incluso, la combustión de este.

Vigila que los aparatos enchufados tengan suficiente ventilación para que no se sobrecalienten (por ejemplo, retira el sofá un par de centímetros de la pared si tienes un enchufe justo detrás).

Evita encadenar regletas o alargadores. Son elementos que se recalientan y que pueden ocasionar cortocircuitos.
Por último, confía en los profesionales para hacer reparaciones en la instalación.

Una pequeña cantidad de agua puede ocasionar grandes daños, por lo que es recomendable revisar los grifos, llaves, radiadores, latiguillos y sanitarios en caso de pequeñas fugas, que, a la larga, puedan convertirse en una gran avería y ocasionar múltiples daños. 

Una correcta ventilación de la vivienda, sobre todo en época de frío, es muy importante para evitar daños por condensaciones por diferencias térmicas o, incluso, para evitar el sobrecalentamiento o combustión defectuosa de las calderas, que producen averías costosas y engorrosas o una mala calidad del aire dentro de la vivienda.