Hiperémesis gravídica: consecuencias para la madre y el feto

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Salud Práctica
Embarazo

Hiperémesis gravídica - Adeslas Salud y Bienestar

En este artículo abordaremos la hiperémesis gravídica, sus causas, manifestaciones y cuáles son sus posibles tratamientos y recomendaciones de autocuidado.


Las náuseas y vómitos son comunes al principio del embarazo, estando presentes hasta en un 70-90 % de las gestantes. Por lo general, van remitiendo conforme avanza el embarazo, resolviéndose en la mayoría de los casos en torno a la semana 16-18 de gestación. La denominada hiperémesis gravídica es su manifestación más grave, y aunque es poco frecuente, puede ocasionar pérdidas significativas de peso y deshidratación en la madre, y otras consecuencias para la salud de la gestante y el feto1-4.

¿Qué es la hiperémesis gravídica?2-4, 5

La hiperémesis gravídica se define por la presencia de náuseas y vómitos intensos que provocan incapacidad para beber y comer lo suficiente, pérdida de peso, hipovolemia o disminución del líquido circulante, y alteraciones metabólicas en mujeres embarazadas. Se trata de la manifestación más grave dentro del espectro de náuseas y vómitos gestacionales y supone la causa más frecuente de hospitalización durante el primer trimestre del embarazo.

La causa de la hiperémesis gravídica es incierta, pero se considera que probablemente sea multifactorial, relacionándose con:

  • Factores hormonales: derivados de los cambios en la producción y presencia de hormonas como los estrógenos, la hormona gonadotropina coriónica (HCG), la progesterona y la prolactina, entre otras.
  • Factores neurológicos: diversas alteraciones en el funcionamiento del sistema nervioso y el neurotransmisor serotonina pueden provocar que el estómago se vacíe más lentamente y aumentar las náuseas y vómitos.
  • Factores psicológicos: el estrés que puede generar el propio embarazo podría contribuir a la aparición de los vómitos.
  • Factores alérgicos o inmunológicos: por una posible reacción del sistema inmunitario materno frente al embrión.
  • Factores digestivos: algunos estudios identifican una mayor incidencia de anticuerpos anti-Helicobacter pylori en gestantes con hiperémesis gravídica.

Por otro lado, ser madre adolescente, primeriza, tener un embarazo múltiple y/o fetos de sexo femenino, así como haber padecido este trastorno en gestaciones anteriores o en miembros de la familia, pueden aumentar el riesgo de padecer esta complicación durante el embarazo. También puede incrementarlo padecer patologías de base (alteraciones tiroideas, obesidad, diabetes tipo 1 o hipercolesterolemia, entre otras) o las malformaciones fetales.

Signos y síntomas2, 3, 5, 6

Los vómitos repetitivos que ocasionan pérdida de peso (superior al 5%) y deshidratación son la clínica característica de la hiperémesis gravídica.

Como factores desencadenantes o agravantes, las gestantes hacen referencia a olores, visiones, posturas o la ingesta de determinados alimentos.

También es frecuente la presencia de:

  • Sialorrea (aumento de la producción de saliva).
  • Alteraciones del apetito y el gusto.
  • Aliento fétido.
  • Epigastralgias (dolores en la zona alta del estómago, en la “boca del estómago”).
  • Hematemesis (presencia de sangre en el vómito) por erosión de la mucosa gastroesofágica.

Cuando no se establece un tratamiento o este no produce respuesta, también pueden aparecer signos y síntomas derivados de la deshidratación, como pueden ser:

  • Palidez.
  • Sequedad en las mucosas.
  • Pobre turgencia cutánea:incapacidad de la piel para recuperar su forma original después de ser pellizcada.
  • Hipotensión ortostática o descenso de la presión arterial al ponerse de pie.
  • Taquicardia o aumento de la frecuencia cardiaca.
  • Oliguria o escasez de orina.

Efectos y consecuencias de la hiperémesis gravídica2, 3

Son diversas las consecuencias que se pueden derivar de un cuadro de vómitos severos sostenidos en el tiempo, tanto para la madre como para el bebé.

Consecuencias para la madre2, 3, 5

A corto plazo, la hiperémesis gravídica puede causar una pérdida de peso significativa debido a una ingesta calórica insuficiente, así como deshidratación y desequilibrio electrolítico. Además, pueden producirse deficiencias de tiamina o vitamina B1, que produce alteraciones neurológicas (síndrome de Wernicke-Korsakoff), o de vitamina K, que puede ocasionar alteraciones hemorrágicas.

Consecuencias para el bebé2, 3

La hiperémesis gravídica en la madre también puede tener consecuencias para el feto o bebé, entre las que podrían encontrarse:

  • Desprendimiento de placenta. Esta situación también afecta a la madre.
  • Parto prematuro.
  • Bajo peso al nacer, inferior a 1.500 gramos.
  • Peso al nacer superior a 4000 gramos.
  • Ingreso en cuidados intensivos neonatales.
  • Requerir reanimación.
  • Deficiencia de vitamina K que conlleva trastornos de la coagulación después del nacimiento y anomalías congénitas fetales.

Diagnóstico y tratamiento de la hiperémesis gravídica2-6

El diagnóstico de la hiperémesis gravídica se basa en la clínica, identificando la sintomatología típica de esta entidad: náuseas y vómitos frecuentes que ocasionan pérdida de peso y deshidratación en la gestante. También pueden solicitarse analítica de sangre y orina, y mediciones regulares del peso para confirmar esta sospecha diagnóstica.

El tratamiento dependerá, principalmente, de la gravedad de cada caso, con los objetivos de mejorar la calidad de vida de la embarazada y el bebé, prevenir complicaciones graves y minimizar las consecuencias sobre el feto.

Las diferentes fases que puede contemplar el tratamiento de esta dolencia son:

  1. Medidas conservadoras, con cambios en la dieta y el estilo de vida.
  2. Tratamiento farmacológico con la prescripción de fármacos antieméticos (para reducir las náuseas y vómitos) seguros.
  3. Hospitalización con aplicación de fluidos intravenosos que incluyan tiamina (vitamina B1) y otras vitaminas.
  4. Nutrición enteral (por sonda) o parenteral (por vía intravenosa), necesaria en gestantes con pérdida de peso persistente.

Recomendaciones y cuidados1-4, 7, 8

Más allá del tratamiento que se pueda establecer, existe una serie de recomendaciones y cuidados que puede contribuir a minimizar las náuseas y vómitos durante el embarazo:

1. Recomendaciones dietéticas:

  • Comer de manera frecuente, lentamente y en pequeñas cantidades para evitar tener el estómago demasiado lleno o vacío. Si las náuseas se producen siempre en el mismo momento del día, adaptar los horarios de las comidas.
  • Evitar el café, los zumos ácidos, las bebidas alcohólicas y los alimentos picantes, ácidos, grasientos, muy condimentados o dulces.
  • Dar preferencia a los alimentos sólidos y secos, pues se suelen tolerar mejor.
  • Optar por preparaciones suaves como cocinados al vapor, a la plancha o asados; evitando los fritos, rebozados, empanados y las salsas.
  • Procurar consumir líquidos, mejor fríos y en pequeñas cantidades, al menos 30 minutos antes o después de los alimentos sólidos para reducir la plenitud estomacal.
  • El jengibre puede tener un efecto reductor de las náuseas.
  • Los caramelos de menta también pueden reducir las náuseas después de comer, si bien es necesario tener precaución con el azúcar que pueden contener.
  • A medida que cesen las náuseas y los vómitos, comenzar a introducir poco a poco todos los grupos de alimentos.

2. Evitar los desencadenantes:

  • Ventilar las habitaciones para que no estén congestionadas.
  • Evitar exponerse a olores fuertes, como aquellos de perfumes, productos químicos, comidas y humos, o que resulten desagradables.
  • Evitar el calor, la humedad y los ambientes ruidosos.
  • Huir de los entornos visuales con luces parpadeantes.
  • Limitar la conducción de vehículos y los movimientos bruscos.
  • Descansar y dormir lo suficiente, para paliar los síntomas.
  • Puede ser útil tomar las vitaminas y suplementos prenatales antes de acostarse con una pequeña cantidad de comida, en lugar de por la mañana o con el estómago vacío. También podría valorarse suspender o cambiar los suplementos de hierro, ya pueden causar irritación gástrica y provocar náuseas y vómitos.
  • También es recomendable utilizar prendas holgadas que no opriman el estómago.

En resumen, las náuseas y vómitos durante la gestación se presentan con frecuencia, sin que ello suponga un riesgo para la gestante ni para el bebé, pero cuando ocurren con intensidad, de forma persistente en el tiempo e impactando en la embarazada con pérdida de peso y deshidratación, pueden conllevar complicaciones con consecuencias para ambos. Por ello, es crucial acudir a las revisiones de seguimiento del embarazo y seguir las recomendaciones del equipo sanitario responsable.

 

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Referencias:

1Manejo clínico de las náuseas y vómitos del embarazo en la consulta de ginecología: resultados de una encuesta nacional. Progresos de Obstetricia y Ginecología. Revista Oficial de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO). Mayo, 2023.

2Síntomas y signos digestivos durante la gestación: náuseas y vómitos/hiperemesis gravídica. Medicina de Familia. Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN). Diciembre, 2011.

3Diagnosis and treatment of hyperemesis gravidarum. Canadian Medical Association Journal (CMAJ). Abril, 2024.

4Náuseas y vómitos en el primer trimestre del embarazo. Manual MSD. Versión para público general. Julio, 2023.

5Hiperémesis gravídica. Manual MSD. Versión para público general. Abril, 2024.

6Abordaje clínico de las náuseas y los vómitos en el embarazo desde la atención primaria: resultados de una encuesta nacional. Medicina General y de Familia. Marzo, 2024.

7Prevalencia de náuseas y vómitos del embarazo en la consulta de ginecología. Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO). Diciembre, 2022.

8Recomendaciones dietéticas frente a las náuseas y vómitos durante los primeros meses de embarazo (emesis gravídica). Complejo Hospitalario Universitario de Albacete. Consultado en noviembre, 2024.